Jueves 21 de marzo 20:00| Orquesta sinfónica de Castilla y León

Auditorio del Campus María Zambrado de la UVa.
Werner Güra, tenor. Jordi Francés, dirección.

FRANZ SCHUBERT (1797-1828) – arr. Hans Zender (1936-2019)
Winterreise [Viaje de invierno], D 911
Gute Nacht
Die Wetterfahne
Gefrorne Tränen
Erstarrung
Der Lindenbaum
Wasserflut
Auf dem Flusse
Rückblick
Irrlicht
Rast
Frühlingstraum
Einsamkeit
Die Post
Der greise Kopf
Die Krähe
Letzte Hoffnung
Im Dorfe
Der stürmische Morgen
Täuschung
Der Wegweiser
Das Wirtshaus
Mut
Die Nebensonnen
Der Leiermann

Winterreise: una desconexión

Gute Nacht, el primer Lied de Winterreise, comienza, simbólicamente o no, allí donde había concluido, cuatro años antes, Die schöne Müllerin [La bella molinera]: “Gute Nacht, gute Nacht! / Bis alles wacht” [¡Buenas noches, buenas noches! / Hasta que todo despierte] leemos en la última estrofa de Des Baches Wiegenlied [Canción de cuna del arroyo], la nana fúnebre que nos revela el trágico destino final del primer errabundo de Wilhelm Müller y Franz Schubert. Der Doppelgänger, el Lied espectral que cierra Schwanengesang [El canto del cisne], es, por su parte, un homólogo inequívoco de Der Leiermann [El zanfonista], que sirve a su vez de colofón al Winterreise. Nadie impuso a Schubert la elección de estos versos, de Heinrich Heine o Wilhelm Müller. Tampoco él los buscó, probablemente. Ellos lo encontraron, o él los encontró, porque las afinidades entre literatura y vida eran aquí tan abrumadoras que Schubert debió de estremecerse al leer sus sentimientos y sus temores más recónditos expresados tan certeramente por otros. Más aún que Die schöne Müllerin, Winterreise es, ante todo, fruto de ese estremecimiento. En el paisaje de Die schöne Müllerin se atisbaban aún colores y cambios, existía incluso una leve acción; Müller y Schubert sabían, en cambio, que en Winterreise cualquier narración resultaba ya accesoria, que molineros, cazadores o laúdes eran prescindibles, que ese arroyo amigo no podía desempeñar ya ningún papel de importancia, que sobraba toda referencia temporal, porque el tiempo transcurre únicamente en la percepción subjetiva del caminante. Durante un tiempo Schubert presentaba un aspecto sombrío y parecía apesadumbrado. Cuando le pregunté qué le pasaba, dijo por toda respuesta: “Pronto lo oiréis y comprenderéis”. Un día me dijo: “Ven hoy a casa de Schober, os cantaré un ciclo de canciones horripilantes. Tengo curiosidad por ver lo que decís de ellas. Me han costado más esfuerzo que ninguna otra de mis canciones”. Nos cantó con una voz llena de emoción Viaje de invierno completo. Nos quedamos completamente anonadados con el tono sombrío de estas canciones y Schober dijo que sólo le había gustado una canción, El tilo. A lo que Schubert respondió únicamente: “A mí me gustan estas canciones más que todas las demás y a vosotros también os pasará lo mismo”. Y tenía razón, porque pronto nos sentimos entusiasmados por la impresión que nos causaban las melancólicas canciones que Vogl interpretaba de forma magistral. No hay canciones alemanas más hermosas y fueron su auténtico canto del cisne. Así recordaba Joseph von Spaun, en sus Aufzeichnungen über meinen Verkehr mit Franz Schubert [Apuntes sobre mi diálogo con Franz Schubert], publicadas en 1858, aquella primera toma de contacto con Winterreise. Si, a pesar de los treinta años transcurridos, damos por fiables sus recuerdos, el propio Schubert era plenamente consciente de qué tipo de criatura había producido. Sólo él conocía las claves que explicaban las conexiones entre su creación y su biografía, entre el destino idéntico al que conducían inexorablemente ambos caminos. Que lo supieran y entendieran los demás era sólo cuestión de tiempo, poco tiempo: Schubert intuía mejor que nadie que ese “algún día” estaba a la vuelta de la esquina. En su “interpretación compuesta” de Winterreise para tenor y conjunto instrumental, Hans Zender detalla al comienzo de la partitura los “movimientos de los músicos”, que han de respetar toda una meticulosa coreografía de entradas y salidas diseñadas por el compositor alemán, cuya “interpretación” no se refiere, por supuesto, a una “ejecución”, sino a una auténtica toma de posición, a un modo muy personal deentender el ciclo de Schubert. Los instrumentistas también son errabundos. El gran escritor irlandés Samuel Beckett estuvo siempre obsesionado por Winterreise, cuyo protagonista no es difícil de emparentar con los de su famosa trilogía integrada por Molloy, Malone muere y El innombrable. Beckett tocaba al piano y escuchaba, a veces obsesivamente durante días enteros, Winterreise, como se lee en una carta a su primo John Beckett, “estremeciéndome de nuevo a lo largo del lóbrego viaje”. Y no puede ser casual que las últimas frases de su última obra teatral, una pieza radiofónica titulada What Where (1983), contengan también una referencia inequívoca a Winterreise: “Estoy solo. / En el presente como si aún estuviera. / Es invierno. / El tiempo pasa. / Eso es todo. / Quien pueda comprender que comprenda. / Desconecto”. Winterreise es, también, una desconexión: de todo y de todos.

© Luis Gago

Gute Nacht / Buenas noches

Como un extraño llegué,
parto también como un extraño.
Mayo fue benévolo conmigo
y me dio muchos ramos de flores.
La muchacha habló de amor,
su madre incluso de boda.
Ahora el mundo es tan lóbrego,
el camino está oculto por la nieve.
No puedo elegir
la hora de mi viaje;
he de encontrar el camino
en medio de esta oscuridad.
Me acompaña una sombra
que proyecta la luna
y por los blancos campos
busco las huellas de animales.
¿A qué permanecer más tiempo
y que me echen?
¡Que aúllen los perros vagabundos
ante la casa de su amo!
El amor gusta de vagar sin rumbo
–así lo ha hecho Dios–
de un lado para otro.
¡Amada mía, buenas noches!
No perturbaré tus sueños,
sería horrible para tu reposo;
no escucharás mis pasos:
¡chito, chito, la puerta está cerrada!
Cuando paso por ella te escribo
en la puerta «Buenas noches»,
para que puedas ver
que he pensado en ti.


Die Wetterfahne / La veleta

El viento juega con la veleta
sobre la hermosa casa de mi amada.
En mi engaño pensé que silbaba
para burlarse de este pobre fugitivo.
Él debió reparar en ella antes,
en esa señal en lo alto de la casa,
entonces nunca habría buscado
a una mujer fiel en su interior.
Dentro juega el viento con los corazones,
como en el tejado, aunque no tan fuerte.
¿Qué les importan mis padecimientos?
Su niña es una novia rica.


Gefrorne Tränen / Lágrimas heladas

Lágrimas heladas
caen de mis mejillas:
¿acaso no he advertido
que he estado llorando?
Lágrimas, mis lágrimas,
¿tan tibias estáis
que os convertís en hielo
como fresco rocío matutino?
Con todo, manáis de la fuente
de mi pecho tan candentes
como si quisierais fundir
el hielo de todo el invierno


Erstarrung / Congelamiento

En vano busco en la nieve
huellas de sus pisadas
allí donde ella recorría
los verdes prados de mi brazo.
Quiero besar el suelo,
traspasando el hielo y la nieve
con mis ardientes lágrimas,
hasta que vea la tierra.
¿Dónde hallaré una flor?
¿Dónde hallaré hierba verde?
Las flores ya han muerto,
la hierba está tan pálida.
¿No me llevaré entonces
de aquí ningún recuerdo?
Cuando se acallen mis pesares,
¿quién me hablará de ella?
Mi corazón está como helado,
dentro está su imagen congelada:
si mi corazón vuelve a fundirse,
¡también su imagen rezumará!
Lágrimas heladas
caen de mis mejillas:
¿acaso no he advertido
que he estado llorando?
Lágrimas, mis lágrimas,
¿tan tibias estáis
que os convertís en hielo


Der Lindenbaum / El tilo

Junto a la fuente, ante la puerta,
se alzaba un tilo;
soñé bajo su sombra
tantos dulces sueños.
Tallé en su corteza
tantas palabras de amor;
siempre me atraía hacia él,
en la alegría y en la pena
También hoy, en plena noche,
hube de pasar junto a él;
aun en la oscuridad,
he cerrado los ojos.
Y sus ramas susurraron
como si me llamaran:
«¡Ven aquí, compañero,
aquí hallarás tu reposo!»
El viento gélido sopló
y me dio en pleno rostro;
el sombrero voló de mi cabeza,
yo no me di la vuelta.
Hace ya muchas horas
que me alejé de aquel lugar
y no dejo de oír esos susurros:
«¡Allí encontrarías reposo!»


Wasserflut / Torrente

Han caído muchas lágrimas
de mis ojos sobre la nieve;
sus fríos copos absorben
sedientos el ardiente dolor.
Cuando la hierba empiece a crecer,
soplará una suave brisa,
y el hielo se romperá en pedazos,
y la blanda nieve se derretirá.
Nieve, tú conoces mi añoranza;
dime, ¿adónde se encamina tu curso?
Sólo tienes que seguir mis lágrimas:
pronto el arroyuelo te acogerá
Surcarás con él la ciudad,
entrarás y saldrás de animadas calles;
cuando sientas arder mis lágrimas,
ésa es la casa de mi amada


Auf dem Flusse / En el río

Tú que murmurabas tan alegre,
río claro y tempestuoso,
qué silencioso te has vuelto:
ninguna palabra de despedida.
Te has recubierto
con una costra dura y rígida.
Yaces frío e inmóvil
extendido en la arena.
Tallo en tu superficie
con una piedra afilada
el nombre de mi amada
y la hora y el día:
el día del primer saludo,
el día que me fui;
en torno al nombre y los números
se entrelaza un anillo maltrecho.
Corazón mío, ¿reconoces ahora
tu imagen en el arroyo?
¿No avanza él bajo su costra
igualmente embravecido?


Rückblick / Mirada hacia atrás

Me arden las plantas de los pies,
aunque camino sobre el hielo y la nieve;
no quiero volver a tomar resuello
hasta que deje de ver las torres.
Tropecé con todas las piedras,
tan aprisa quise salir de la ciudad;
en todas las casas las cornejas lanzaron
bolas y pedriscos sobre mi sombrero.
¡Qué diferente fue tu recibimiento,
ciudad de la inconstancia!
En tus relucientes ventanas con sus cantos
rivalizaban alondra y ruiseñor.
Florecían los redondos tilos,
las claras fuentes susurraban luminosas
y, ¡ah, centelleaban los ojos de una muchacha!
¡Todo eso se te ha acabado, compañero!
Cuando pienso en ese día
me gusta mirar de nuevo hacia atrás,
deseo retroceder y tropezar de nuevo,
y ante su casa permanecer inmóvil.


Irrlicht / Fuego fatuo

Un fuego fatuo me atrajo
hacia los más hondos abismos rocosos:
cómo encontraré una salida
apenas agita mi mente.
Estoy hecho a vagar sin rumbo,
todo camino conduce a un destino:
nuestras alegrías, nuestras penas,
¡todo es sólo un juego del fuego fatuo!
Desciendo serpenteando quedamente
por las secas torrenteras del río:
todos los ríos acaban en el mar,
en su tumba también todas las penas.


Rast / Descanso

Sólo ahora noto qué cansado estoy
cuando me tumbo para reposar;
pasear me mantuvo animado
en ese inhóspito camino.
Los pies no pidieron descansar,
hacía demasiado frío para detenerse,
mi espalda no sentía ninguna carga,
la tormenta me empujaba hacia delante.
En el chamizo de un carbonero
he encontrado refugio;
pero mis miembros no encuentran reposo:
tanto me escuecen sus heridas.
También tú, corazón mío, tan bravío y audaz
en la batalla y en la tormenta, ¡sólo ahora
en medio de la calma sientes agitarse
a tu sanguijuela con su fiero aguijón!


Frühlingstraum / Sueño primaveral

Soñé con flores de colores
como las que florecen en mayo;
soñé con verdes praderas
y con alegres reclamos de pájaros.
Y cuando cacarearon los gallos,
mis ojos se despertaron;
hacía frío y estaba oscuro,
graznaban los cuervos desde el tejado.
Soñé con flores de colores
como las que florecen en mayo;
soñé con verdes praderas
y con alegres reclamos de pájaros.
Y cuando cacarearon los gallos,
mis ojos se despertaron;
hacía frío y estaba oscuro,
graznaban los cuervos desde el tejado.


Einsamkeit / Soledad

Como una nube sombría
surcando cielos claros
mientras sopla una suave brisa
por las copas de los abetos:
así, con un andar cansino,
prosigo mi viaje
por la vida alegre y luminosa,
solo, sin que nadie me salude.
¡Ay, que el viento esté tan calmo!
¡Ay, que el mundo sea tan luminoso!
Cuando aún rugían las tormentas,
no era yo tan desventurado.


Die Post / El correo

Llega de la calle el sonido de la trompa del
postillón.
¿Qué es lo que te hace brincar de ese modo,
corazón mío?
El correo no trae ninguna carta para ti.
¿Por qué palpitas de un modo tan extraño,
corazón mío?
¡Eso es, sí, llega la posta de la ciudad,
donde tuve un amor muy querido,
corazón mío!
¿Quieres echar una ojeada
y preguntar cómo van por allí las cosas,
corazón mío?


Der greise Kopf / La cabeza gris

La escarcha ha esparcido
un brillo blanquecino sobre mi cabeza.
Bien pensé que era ya un anciano,
y me puse muy contento.
Pero se ha derretido enseguida
y mi cabello vuelve a ser negro.
Mi juventud me produce pavor:
¡cuán lejos queda aún la tumba!
Del arrebol al alba
muchas cabezas han engrisecido.
¡Quién lo creería! ¡La mía no lo ha hecho
en todo este viaje!


Die Krähe / La corneja

Una corneja ha venido conmigo
desde la ciudad;
hasta hoy ha volado sin cesar
en torno a mi cabeza.
Corneja, extraña criatura,
¿no vas a dejarme?
¿Quieres atrapar aquí mi cadáver
cual presa sin tardanza?
Mi paseo y mi bastón
no me llevarán ya mucho más lejos.
Corneja, ¡déjame ver por fin
fidelidad hasta la tumba!


Letzte Hoffnung / Última esperanza

Aquí y allá pueden verse en los árboles
muchas hojas de colores.
Y a menudo, pensativo,
me detengo ante estos árboles.
Contemplo una sola hoja
y a ella ciño mi esperanza;
si el viento juega con mi hoja,
me estremezco cuanto puedo estremecerme.
¡Ah!, y si la hoja cayera al suelo,
mi esperanza se desplomaría con ella;
yo mismo caigo también al suelo
y lloro sobre la tumba de mi esperanza.


Im Dorfe / En el pueblo

Ladran los perros, rechinan las cadenas.
Duermen los hombres en sus camas,
sueñan con lo mucho que no tienen,
hallan solaz en lo bueno y en lo malo.
Y mañana temprano se habrá disipado todo,
pero ahora han disfrutado de su parte
y esperan encontrar lo que aún dejaron
de nuevo sobre sus almohadas.
¡Alejadme con vuestros ladridos, perros alerta,
no me dejéis reposar en las horas de sueño!
Para mí se acabaron todos los sueños:
¿por qué demorarme entre los durmientes?


Der stürmische Morgen / La mañana de tormenta

Cómo ha desgarrado la tormenta
el manto gris del cielo!
Jirones de nubes se agitan
en lucha agotadora.
Y rojas llamaradas
asoman entre ellos:
a eso llamo yo una mañana
a mi imagen y semejanza.
Mi corazón ve su propio retrato
pintado en el cielo:
no es más que el invierno,
¡el frío e indómito invierno!


Täuschung / Ilusión

Una luz danza vívidamente ante mí;
la sigo aquí y allá sin rumbo;
la sigo de buen grado y observo
cómo fascina al caminante.
¡Ay! Quien es tan desdichado como yo
se entrega de buen grado al señuelo brillante
que, tras el hielo, la noche y el horror,
le muestra una casa cálida y con luz,
y un alma adorada en su interior.
¡Una mera ilusión es para mí una gracia


Der Wegweiser / El mojón

¿Por qué evito los caminos
que toman otros viajeros
y busco senderos escondidos
por alturas rocosas y nevadas?
Si bien no he hecho nada
por lo que deba rehuir a los hombres,
¿qué estúpida ansia me empuja
hacia estos parajes desolados?
Los mojones salpican los caminos,
apuntando hacia las ciudades
y yo camino sin cesar,
buscando el descanso sin descanso.
Veo plantado un mojón,
inamovible ante mis ojos.
Debo tomar una senda
de la que nadie ha regresado.


Das Wirtshaus / La posada

Mi camino me ha traído
hasta un camposanto.
Aquí quiero alojarme,
pensé para mí.
Verdes coronas fúnebres,
bien podéis ser las señales
que invitan al cansado caminante
a entrar en la fresca posada.
¿Están ya ocupadas
todas las habitaciones de esta casa?
Estoy cansado y al borde del desmayo,
estoy herido de muerte.
¡Oh, posada despiadada!,
¿aun así me rechazas?
Entonces, ¡adelante, adelante,
mi fiel bastón!


Mut! / Coraje

La nieve golpea mi rostro,
me la sacudo de encima.
Cuando mi corazón habla en el pecho
canto fuerte y alegremente.
No oigo lo que me dice,
no tengo orejas.
No siento de qué se me lamenta,
lamentarse es de necios.
¡A recorrer jovialmente el mundo
enfrentándome a viento y tormentas!
¡Si no hay ningún dios en esta tierra,
nosotros somos los dioses!


Die Nebensonnen / Los parahelios

Vi tres soles en el cielo,
los observé larga y fijamente;
también ellos estaban tan inmóviles
como si se resistieran a dejarme.
¡Ah, vosotros no sois mis soles!
¡Contemplad entonces el rostro de otros!
Hasta hace poco también yo tuve tres;
pero los dos mejores ya se han puesto.
¡Ojalá les siguiera el tercero!
Me sentiría mejor en la oscuridad.


Der Leiermann / El zanfonista

Al fondo, allende el pueblo,
se ve a un zanfonista
y con dedos ateridos
gira el manubrio como puede.
Descalzo sobre el hielo,
se tambalea a uno y otro lado
y su platillo
está siempre vacío.
Nadie quiere escucharlo,
nadie lo mira
y los perros gruñen
alrededor del viejo.
Y él deja que todo
vaya a su capricho,
da vueltas y su zanfona
nunca se detiene.
Anciano misterioso,
¿me voy contigo?
¿Quieres tocar tu zanfona
mientras yo canto?

 

Traducción: Luis Gago

JORDI FRANCÉS

DIRECTOR

Titulado por la Hogeschool Zuyd de Maastricht (Países Bajos), postgraduado en
Dirección de Repertorio Contemporáneo en el Conservatorio della Svizzera Italiana
de Suiza y máster en Musicología por la Universidad de la Rioja, la formación como
director de Jordi Francés incluye también estancias en la Manhattan School of
Music de Nueva York, en la International Järvi Academy de Estonia, en la Fundación
Eötvös de Budapest o el IRCAM de París.
Como director convive entre la ópera, el repertorio sinfónico y la creación
actual y ha llevado a cabo los estrenos mundiales de más de cien obras y trabajado
con compositores de la talla de Harrison Birtwistle, Péter Eötvös, Mauricio Sotelo,
José María Sánchez-Verdú, César Camarero, Joan Magrané o Raquel García-Tomás.
Su acercamiento al mundo de la ópera se produjo de la mano de Josep Pons, al que
asistió desde 2015 en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, y debutó en el Teatro
Real en 2016. Recientes compromisos incluyen invitaciones de la Orquesta Nacional
de España, el Palau de les Arts de Valencia, la Orquesta Simfònica de Barcelona i
Nacional de Catalunya, la Orquesta de la Comunidad de Madrid, la Real Filharmonía
de Galicia o el Ensemble Intercontemporain así como proyectos con el Ensemble
Sonido Extremo, del que es director artístico. Ha desarrollado un interesante
enfoque pedagógico, trabajando con la Escuela Reina Sofía, la JORCAM o la JONDE.
En la temporada 2023-24 debuta con la Ópera de Tenerife, la Orquesta Sinfónica de
Castilla y León y la Orquesta Nacional de Hungría. A partir de la temporada 2024-25 será
profesor de la cátedra Zubin Metha de Dirección de Orquesta de la Escuela Reina Sofía.

 

WERNER GÜRA

TENOR

Nacido en Múnich, Werner Güra se formó en el Conservatorio Mozarteum de
Salzburgo y completó sus estudios en Ámsterdam y Viena. Formó parte de los
elencos de las óperas de Frankfurt y Basilea, se integró, en 1995, en el de la Semperoper de Dresde, donde cantó importantes papeles mozartianos y rossinianos y
Daniel Barenboim le invitó a varias producciones e la Ópera Estatal de Berlín.
En las últimas temporadas, Güra ha centrado su actividad en el repertorio sinfónico y el oratorio, actuando en prestigiosas salas europeas, como el Musikverein
de Viena, el Royal Festival Hall de Londres, la Philharmonie de París o el Concertgebouw de Ámsterdam, y ha actuado con importantes orquestas entre las que se
incluyen la Filarmónica de Berlín, las nacionales de Alemania, Países Bajos, España
y Dinamarca, la Gulbenkian de Lisboa o la Sinfónica de la BBC. Güra también es
un reputado interprete de
Lied, y es invitado por salas como el Lincoln Center de
Nueva York, el Wigmore Hall de Londres o la Konzerthaus de Viena así como por las
Schubertiadas de Schwarzenberg y Barcelona. Entre sus cincuenta grabaciones,
destaca
Die Schöne Müllerin para Harmonia Mundi (2000) y, recientemente, el Italienisches Liederbuch de Hugo Wolf (abril de 2021).
Güra es profesor en la Universidad de las Artes de Zúrich desde 2009.

ORQUESTA SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN

 

Beatriz Jara, concertino

Jennifer Moreau, violín

Nestor Pou, viola

Marc Charpentier, viola

Màrius Diaz, violonchelo

Mar Rodríguez, contrabajo

Ignacio de Nicolás, flauta/flauta en sol

José Lanuza, flauta/piccolo

Silvia Esain, oboe

Juan Manuel Urbán, oboe/corno inglés

Laura Tárrega, clarinete

Juio Perpiñá, clarinete bajo

Alejandro Climent, fagot

Fernando Arminio, contrafagot

Antonio García, saxofón

Emilio Climent, trompa

Emilio Ramada, trompeta

Angel Moreno, trombón

Juan A. Martín, timbales

Xacobe Roca, percusión

Cayetano Gómez, percusión

Ricardo López, percusión

Marianne ten Voorde, arpa

Javier García-Verdugo, guitarra

Nikola Tanaskovic, acordeón

 

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